Los italianos, al rescate de su santuario la maglia rosa

07/05/10 
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Tras las victorias de Contador y Menchov, un español y un ruso, en las dos últimas ediciones del Giro, los italianos arden en deseos de recuperar el cetro de su ‘corsa rosa’, un santuario casi inexpugnable a lo largo de sus cien años de historia. No en vano, de las 92 ediciones con las que cuenta el Giro a lo largo de su historia, 65 se han quedado en su propio territorio.

Los belgas, los mejores extranjeros
De los 27 triunfos extranjeros, siete han ido a parar a Bélgica, seis a Francia, tres a Suiza, Rusia y España, dos a Luxemburgo y uno a Irlanda, Suecia y Estados Unidos. De las tres victorias españolas, dos engrosan el palmarés de Miguel Indurain y una el de Alberto Contador.

Lo cierto es que el reinado de los italianos en su prueba se debe fundamental a su aplastante dominio en el nacimiento de la ‘corsa rosa’ como competición de relumbrón internacional. No en vano, , no fue hasta 1950, en la 33ª edición, cuando el suizo Hugo Koblet se convirtió en el primer extranjero en llegar primero a la última etapa disputada en Roma por aquel entonces.

Este dominio no quiere decir que no hubiese participantes de nivel en el Giro durante sus primeros pasos. De hecho, en su primera edición participaron cuatro franceses, Petit-Breton, Trousselier, Pottier y Decaup, y el austriaco Heller. Dos de ellos, Petit-Breton y Trousselier, campeones del incipiente y prestigioso Tour de Francia. Los primeros españoles en recorrer Italia sobre dos ruedas fueron Mariano Cañardo y Ricardo Montero en el año 1931.

Una explicación más coherente a este desierto de victorias extranjeras en las primeras décadas de historia del Giro son las restricciones políticas de un mundo asolado por los fascismos y las guerras. En el año 1912, la guerra de Libia propició la retirada de los corredores franceses, por lo que ningún foráneo tomó la salida de la carrera. Lo mismo sucedió durante la Gran Guerra, en la que la competición se tomó un paréntesis, y en la era fascista, ya que no hubo ningún ‘intruso’ durante el lustro 1923-27, ni en el año 1929, ni en el llamado ‘Giro del Renacimiento’ en 1946, tras ser suspendido durante la II Guerra Mundial.

Desafío extranjero y monopolio italiano
Las dos décadas comprendidas entre 1977 y 1997 fueron una época gloriosa para el pelotón de extranjeros que se presentaban a la salida del Giro cada primavera. Son 13 las victorias no italianas en este período de tiempo, entre las que destacan las de Fignon, Hinault, Berzin y Rominger, hasta que en el año 1997 Ivan Gotti inició de nuevo un monopolio transalpino que se prolongó durante once años con las victorias de Pantani, Garzelli, Simoni, Cunego, Savoldelli, Basso y Di Luca.

La superioridad italiana en los inicios del milenio sólo se ha visto frenada por el triunfo de Alberto Contador, que en el año 2008, superó a la nueva esperanza italiana, Ricardo Ricco, después de llegar sin casi ritmo de competición, ya que se encontraba de vacaciones en la playa cuando le informaron de que su equipo, el Astana, había sido admitido en la ronda italiana.

Para este año, la principal esperanza italiana para devolver el cetro rosa de vuelta a casa es Ivan Basso, tras el anuncio de la UCI de no dejar correr a su compañero Pellizotti por una supuesta irregularidad en su pasaporte biológico. Otros hombres de la tierra llamados a intentar la complicada empresa son Damiano Cunego, Michele Scarponi, Stefano Garzelli y el incansable Gilberto Simoni.

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